Caer en una situación financiera compleja es algo que podría ocurrirle a cualquier persona, independiente de su nivel de ingresos. Un accidente, problemas de salud, la pérdida del empleo, son algunas de las causas que podrían generar llegar a una situación como esta.
La situación se vuelve más difícil de manejar cuando a ello se suma el hecho de encontrarse endeudado, con pagos mensuales que cubrir, que muchas veces son altas cuotas de créditos de consumo, hipotecarios, automotrices o tarjetas de crédito.
Cuando en este contexto, ya no es posible seguir pagando las cuotas que usualmente se pagaban y comienza a crecer una enorme bola de nieve en deudas impagas, es cuando recibes un contacto del banco o casa comercial, ofreciéndote una alternativa para regularizar tu situación: la repactación.
🤔¿Qué es repactar?
La repactación es una opción otorgada por los bancos y casas comerciales, en que se ofrecen nuevas condiciones de pagos, como aumentar la cantidad de cuotas del crédito para hacerlas más pequeñas.
Suena bien, pero aquí es donde viene lo complejo. Repactar hace la deuda mucho más costosa, ya que, se incluyen gastos de cobranza, se aplican altas tasas de interés y mientras mayor sea la cantidad de cuotas, mayor será el costo total del crédito.
⚖️Aspectos legales
Las condiciones de este mecanismo, no se encuentran reguladas en forma específica en ninguna normativa, siendo reguladas únicamente por las tasas de interés corriente e interés máximo convencional, que mensualmente son publicadas por la Comisión Para el Mercado Financiero.
El interés corriente, se trata del interés promedio cobrado por los bancos y casas comerciales. Mientras que el interés máximo convencional se trata de la tasa máxima de interés que estas entidades financieras pueden aplicar a un crédito.